Esa descomunal telaraña
Foto cortesía Quilla
Yo te voy a contar como era hace algunos años todo este lugar, dijo Carlos a su hermana Lucía, recién llegada de Estados Unidos después de años. Lo primero que desapareció en esta galería comercial, fueron aquellas inmensas marañas de cables que llevaban luz a todos los rincones del local en miles de direcciones. Era la anarquía total de alambres y plástico a punto de hacer cortocircuito. Esa descomunal telaraña en el techo, expresión del apuro y facilismo con que se hacían las cosas, se convirtió en el símbolo de la irresponsabilidad. Tenía que esfumarse a como dé lugar.
Como verás, también el tema de tener o no extintores no sólo quedaba en un mero recurso para darle la contra al municipio, que siempre los atosigaba con el rollo del pago de arbitrios y demás. Los comerciantes antes no estaban conscientes del peligro que corrían los compradores, y ellos mismos, ante cualquier siniestro.
Hoy, el índice de incendios y derrumbes ha descendido de manera notable. Carlos Paredes, dirigente del consorcio empresarial y economista sin título pues no pudo terminar la carrera, tenía ahora preocupaciones de otra naturaleza. Poco a poco, le contaba a Lucía, fue convenciendo al alcalde para realizar programas de educación ciudadana y de formación laboral. Los micro empresarios del distrito, principales beneficiados con esto, fueron tomando conciencia no sólo de la seguridad que todo local debe tener, sino también de la necesidad de admitir que los clientes ya no eran los mismos. Exigían cada vez más la mejor calidad de los productos, sobre todo cuando se trataba de prendas que fácilmente podían competir con las ropas importadas más baratas.
A Paredes le importaba mucho hacer que su empresariado, joven y emprendedor, pudiera tener las mismas posibilidades que los grandes inversores ante las licitaciones, por ejemplo. Y para ello no sólo contaban ahora con un personal más capacitado, sino con innovaciones interesantes en materia textil, que dotaban a sus productos de todos los requisitos de la demanda actual. Otra cosa importante de todo este esfuerzo, que ha costado años, es que la gente puede hacer sus compras con total tranquilidad, dijo a su hermana: la delincuencia se controló y puedo asegurarte que los jóvenes y niños de entonces, hoy tienen en este lugar su centro de trabajo, recibiendo día a día la motivación y la ilusión que no existía antes en sus pequeños rostros.
Carlos Paredes y el Proyecto Educativo Nacional
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home